Cómo la crianza mejora tus habilidades personales y te ayudan como profesional - Parte I
¿Descanso profesional? Así es como comunican muchas mujeres que han estado un tiempo dedicadas a la maternidad y a la crianza. Pero si nos sigues desde hace tiempo sabrás que nosotras no lo consideramos un descanso, sino una etapa de trabajo.
Pero hay más. Durante este tiempo las mujeres desarrollamos y mejoramos muchas habilidades que no solo enriquecen nuestra vida personal y familiar, sino que también tienen un impacto significativo en nuestro desarrollo profesional. Nosotras las hemos clasificado en tres grupos: personales, sociales y profesionales.
Hoy queremos comenzar a hablarte de las habilidades personales. Se refieren a aquellas que nos ayudan a conocernos mejor como personas, a identificar nuestros puntos fuertes y debilidades, y a desarrollar una vida más consciente, plena y feliz. En el fondo, se trata de la capacidad de relacionarnos con nosotras mismas de manera positiva y constructiva.
En este primer artículo, exploramos detalladamente cinco habilidades personales que nosotras mismas hemos experimentado, analizando cómo estas habilidades se desarrollan en el contexto familiar y cómo pueden ser transferidas y aplicadas de manera efectiva en el mundo laboral.
¡Comenzamos!
Autoconocimiento:
Es la capacidad de comprenderse a una misma, incluyendo fortalezas, debilidades, valores y motivaciones. Durante la crianza, las madres se enfrentan a situaciones que les llevan a reflexionar sobre sus propias creencias y emociones, lo que promueve un mayor autoconocimiento. En el mundo laboral, esta habilidad es fundamental para identificar áreas de mejora, establecer metas realistas y tomar decisiones alineadas con los valores personales y profesionales.
Autocontrol:
Es la capacidad de regular las propias emociones, impulsos y comportamientos en situaciones desafiantes. Durante la crianza, es necesario mantener la calma y controlar las reacciones emocionales para manejar adecuadamente las situaciones conflictivas con los más pequeños. En el mundo laboral, esta habilidad es esencial para mantener la profesionalidad, resolver conflictos de manera constructiva y tomar decisiones racionales bajo presión.
Disciplina:
Es la capacidad de establecer y seguir rutinas y reglas para alcanzar metas específicas. En la crianza, la disciplina se refleja en la organización del tiempo, el establecimiento de límites y la enseñanza de valores y responsabilidades a las hijas y los hijos. En el ámbito laboral, esta habilidad es fundamental para cumplir con plazos, alcanzar objetivos y mantener la consistencia en el desempeño laboral.
Flexibilidad:
Es la capacidad de adaptarse y ajustarse a diferentes circunstancias y cambios. Las madres deben ser flexibles en su enfoque y estrategias de crianza para satisfacer las necesidades cambiantes de sus hijas e hijos, lo que promueve esta habilidad. En el entorno laboral, la flexibilidad permite enfrentarse a nuevas situaciones, resolver problemas de manera creativa y colaborar eficazmente con otros.
Gestión de emociones:
Es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las propias emociones de manera saludable y constructiva. Y la crianza, como ya habrás experimentado, implica lidiar con una amplia gama de emociones. En el mundo laboral, la gestión de emociones es clave para mantener relaciones interpersonales positivas, manejar el estrés y promover un ambiente de trabajo saludable.
👉 ¿Cómo lo ves tú? ¿Te habías planteado alguna vez cómo has desarrollado y mejorado estas facetas en tu vida personal? No te pierdas la segunda parte de este artículo, porque todavía hay más.
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